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viernes, 17 de marzo de 2017

Puerta a puerta



Tímidamente, cumpliendo una promesa de campaña, el gobierno reglamentó esta semana las compras de artículos para uso personal con entrega puerta a puerta. Una medida en la dirección correcta hacia la apertura total del comercio.
No se puede saber si es simple oportunismo o si está testeando a la opinión pública para probar si tolera el intercambio comercial para ponerse a la altura del mundo civilizado.
Por supuesto, cómo no, que aparecieron muchos criticando la medida, como la CAME (Cámara Argentina de la Mediana Empresa, que como toda cámara, está hecha para pedir privilegios que no está dispuesto a conceder a todos los demás), sosteniendo un argumento tan gastado como incorrecto (a propósito, los aportantes a las cámaras podrían exigir a cambio de lo que pagan que contraten algunas mentes un poquito más lúcidas para promover su lobby).
La cosa es más o menos así: "- Si importamos camisas chinas a tres dólares perderemos miles de puestos de trabajo en la industria textil!".
Posiblemente sea así, pero eso no es un problema. Si lo fuera, usted tampoco le compraría nada al almacenero de la esquina.
La clave del progreso es la productividad. Eso significa que usted produce más con los mismos recursos o lo mismo con menos recursos, es lo mismo.
Imagine que usted todos los días debe cultivar sus verduras, ordeñar y criar a sus vacas, recoger sus huevos, cosechar sus manzanas, tejer su ropa, etc. etc. No le quedaría tiempo para enviar ni un Whatsapp! Y seguiría siendo muy pobre.
Gracias al comercio, en la actualidad usted no tiene que dedicarse a todo eso y puede tener todos esos bienes, y muchos más! dando clases de Crossfit, conduciendo un taxi o realizando implantes dentales. Y sin saber siquiera que la manteca proviene de la leche de vaca.
Si todo esto sucede es porque resulta evidente que cooperar con los demás y especializarse en lo que uno sabe hacer mejor es el camino más directo al progreso.
Entonces, dónde está la diferencia entre comprar una camisa que confeccionó un chino, con un diseño de un italiano, fabricada con algodón producido por un agricultor peruano y contratar al plomero del barrio para que le destape la cañería de la cocina?
Por qué una cosa está mal y la otra está perfecta?
En ambos casos, usted valoró más el servicio que los otros le brindaron que el dinero que le costó por ellos -que no es otra cosa que el fruto de sus clases de Crossfit-.
En ambos casos, usted paga por servicios que usted mismo no se provee y eso es ventajoso para su proveedor y para usted.
Sigamos. Digamos que el plomero le cobró $200 por limpiar la cañería (lo que usted cobra por dos clases de las suyas que le llevan dos horas de esfuerzo y él lo hizo sólo en 15 minutos) y mañana usted descubre que comprando un producto que un amigo le recomendó y que cuesta $50 usted consigue el mismo efecto. Qué va a hacer usted? Seguir contratando al plomero o destapar la cañería por $50 y quedarse con los $150?
Si hace lo segundo, se sentirá culpable por haberle quitado trabajo al plomero?
Él, seguramente, no se quedará tranquilo y tendrá la opción de adquirir otras habilidades que sus clientes valoren o formar una Cámara de Destapadores de Cañerías que corten las calles para exigir al gobierno que nos obligue a todos a seguir contratando sus servicios.
Claro que nunca se generarán los empleos que promoverían sus $150 de ahorro pero, qué cámara protestaría por algo que todavía no existe?
Usted, por otra parte, no podrá usar sus $150 ahorrados para comprar su camisa. Por lo que será más pobre.
Este es mi humilde aporte. Acá, puede leer y usar para enseñar a sus hijos o nietos esta divertida historia contada por Bastiat con Robinson Crusoe y Viernes en los roles protagónicos:
http://economiaparatodos.net/bastiat-y-un-ejemplo-de-novela-que-hace-evidente-la-ridiculez-de-oponerse-al-libre-comercio/

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