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viernes, 17 de marzo de 2017

Hasta que la muerte nos separe.



La noticia de la semana. no fue un premio Nobel para Vicky Xipolitakis, ni que Messi rompió un nuevo record, ni que CFK haya escrito una nueva catarata de tuits para denunciar otra conspiración.
Para mí, la noticia de la semana fue la declaración de Alberto Rodriguez Saa, a la sazón gobernador de San Luis, donde afirmó que le había pedido al jefe de gabinete de la nación la separación de su provincia de la Argentina.
El personaje, que se jacta de tener vínculos extraterrestes, es  tan estrafalario como Donald Trump, pero su pedido es interesante. De hecho, vascos, catalanes, escoceses, los ex yugoslavos y muchos pueblos del mundo piden  separarse de gobiernos centrales.
El cuestionamiento socava las mismas bases del estado democrático. Si formamos un país de hombres libres debería ser lícito que un  grupo de hombres - me refiero al género humano, lógicamente, pero en estos tiempos hay que aclararlo- pueda separarse del  gobierno central si así lo decide, como quien se muda de edificio porque no le gusta como el administrador maneja el dinero de las expensas.
Pero, ¿podemos hacerlo? y si no podemos, ¿qué clase de ciudadanos somos?
Por qué estamos obligados a convivir con quienes no queremos. ¿Cuánta vida nos ha hecho perder "la grieta"?
El divorcio nos ha permitido otra opción, además de la muerte para abandonar el vínculo matrimonial. Por ahora, el vínculo con el estado no ofrece esa posibilidad.

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