No se cuánta gente está en
condiciones de responder esta pregunta. Sin embargo si preguntamos si son
buenos los científicos o si es bueno gastar dinero en ciencia una gran mayoría
respondería con un rotundo sí. Claro, no estaría tan seguro si le preguntara a
cada uno de los encuestados cuánto dinero estaría dispuesto a poner por mes
para sostener la actividad científica.
En estos días, los científicos
argentinos protestan por lo que consideran una baja en el presupuesto nacional
2017 para los gastos en ciencia y tecnología:
http://www.perfil.com/ciencia/cientificos-en-alerta-por-el-peligro-de-recorte-en-el-presupuesto-2017.phtml
“…investigadores nucleados en el
Grupo Ciencia y Técnica Argentina, entre ellos Adrián Paenza, Alberto
Kornblihtt y Roberto Salvarezza, difundieron una declaración donde advierten
que “(el presupuesto) pone en riesgo los
logros de la última década y atenta contra cualquier política de fomento
del desarrollo económico soberano”.
La discusión del Presupuesto aún está abierta, y los científicos buscan
involucrar a toda la sociedad. Para eso lanzaron en la web el petitorio
“Defendamos la Ciencia Argentina”.
Las cursivas son mías.
Qué tan necesaria es la ciencia?
O mejor, qué ciencia necesitamos AHORA?
Trabajamos y producimos para
consumir. Consumimos para estar mejor. Empezando por las necesidades más
básicas: comer, vestirnos y protegernos de las inclemencias. Por miles de años
la humanidad no ha podido hacer otras cosas. Estas actividades consumían todo
nuestro tiempo. A medida que fuimos desarrollando métodos que hicieron más
productivo nuestro trabajo comenzamos a ahorrar tiempo y capital, lo que nos
permitió satisfacer nuevas necesidades. El ahorro no es otra cosa que consumo
postergado. Dejamos de consumir algo hoy para poder consumir más mañana (aunque
el consumo sólo se trate de tirarnos a tomar sol, porque ya tenemos satisfechas
nuestras necesidades y no necesitamos trabajar).
La ganancia de productividad es
lo que nos permite ser más ricos. Por eso es conveniente dedicar trabajo a
producir bienes que no son de consumo final sino que son medios para
producirlos. La ciencia es uno de ellos, ni más ni menos.
Basta con mirar los objetos que
tenemos a nuestro alrededor para descubrir cuánto de ciencia hay en nuestra
vida cotidiana. Conclusión, la ciencia es algo bueno.
Pero, qué significa apoyar la
ciencia? Cómo elegir entre un proyecto y otro? Y cómo distinguir entre
proyectos que tendrán un valor más o menos próximo en el tiempo o aquellos que
tal vez lo adquirirán en un futuro remoto o jamás?
Nos encanta apoyar buenas obras
con dinero ajeno. Si la ciencia es tan buena, por qué Macri sólo pensaba
destinar un miserable 1.5% del presupuesto? Si usted cree que es porque el dinero
es escaso –tan escaso que el estado tiene un déficit monumental, a pesar de la
alta carga impositiva, del endeudamiento y de la emisión monetaria-, está en lo
cierto. Como en su casa, usted no gasta sus ingresos en todo lo que le parece
bueno sino que debe elegir en qué cosas gasta dentro de las necesidades más
urgentes. Tal vez estemos de acuerdo en que el gasto en ciencia puede ser más
urgente que en fútbol.
Pero a mí no me convencen los
argumentos de Adrián Paenza y Cia. de que gastamos bien en la década pasada, o
que hay un desarrollo soberano o, peor, que existe tal cosa como la “ciencia
argentina”. Basta con mirar cómo se pelean dentro del Conicet como perros
rabiosos por trozos del presupuesto que, como es lógico, nunca les alcanzará,
porque para los científicos como para los albañiles, las necesidades son
infinitas.
La ciencia es buena, los
científicos también. También es difícil distinguir entre un científico y un
alucinado –menos cuando los alucinados se premian y elogian entre sí-. De todos
modos, como para el resto de los mortales, sería bueno que el dinero que
necesitan para desarrollar sus actividades lo consigan ofreciendo sus servicios
a quienes estuvieran interesados en ellos y no escondiéndose detrás de la
Patria para obtener beneficios personales.
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