Datos personales

Mi foto
Twitter: @convercat Facebook: https://www.facebook.com/gustavo.a.garcia.1614

lunes, 21 de diciembre de 2020

Vayan como lobos entre ovejas

 

Yo los envío como a ovejas en medio de lobos

Mateo 10,16-23.

 

¿Quién no ha oído alguna vez esta parábola con la que Cristo animó a sus seguidores a llevar su palabra?

Eran otros tiempos…

El consenso actual de la ciencia explica que toda forma de vida busca perpetuar su especie utilizando todo tipo de estrategias, desde los más elementales virus que mutan una pequeña parte de su estructura para engañar a los mecanismos de defensa de sus huéspedes hasta los agresivos seres humanos que despliegan toda su inteligencia para crear la tecnología que les permite prolongar y extender su existencia en el planeta.

Entre los cientos de miles de especies que habitan la Tierra están las ovejas y los lobos. La mitología humana les atribuye el carácter sumiso, generoso, ingenuo e inocente a las primeras, mientras que califica a los lobos como astutos, feroces y poco confiables.

A juzgar por los resultados, la estrategia de supervivencia de los ovinos es muchísimo más exitosa que la de los lobos. Se calcula que la población mundial de ovejas es de alrededor de 1.100 millones de individuos repartida en los cinco continentes, mientras que sólo quedarían unos 200 mil lobos, refugiados en las más frías tierras de América del Norte y Asia.

Las ovejas han sabido domesticar a los hombres. A cambio de sacrificar algunas vidas, ellas reciben protección de los depredadores naturales y alimento seguro para su insaciable apetito durante toda su vida. Los hombres cuidan de ellas trabajando incansablemente.

Los lobos que no se domesticaron sufren todo tipo de persecuciones y amenazas, deben trabajar mucho para conseguir alimento y su hábitat es cada vez más reducido.

Hay hombres que aprendieron la lección y se someten mansa y despreocupadamente al designio de otros, recibiendo como recompensa alimento y abrigo a cambio de nada, o de muy poco. Basta con introducir un trozo de papel en una urna cada tanto. Y educan a sus hijos para no desviarse de esta conducta. Así que si les ordenan quedarse en sus casas porque esa es la mejor manera de recibir lo que necesitan, eso es lo que hacen.

Pero también hay hombres inadaptados, que creen que una vida demasiado previsible no es una vida digna de ser vivida, a quienes no les basta el alimento o el abrigo, ya que tampoco esto está garantizado para siempre. Algunos de estos hombres intentan, a veces, convencer a los otros, la mayor parte de las veces son simplemente ignorados y otras son rápidamente expulsados y perseguidos, y suelen morir en soledad.

domingo, 13 de diciembre de 2020

El Mito de la Pandemia

 

Tiempos difíciles hacen hombres fuertes,

hombres fuertes hacen tiempos fáciles,

tiempos fáciles hacen hombres débiles,

hombres débiles hacen tiempos difíciles.

Proverbio árabe

 

El célebre Yuval Noah Harari llama Revolución Cognitiva al episodio ocurrido hace unos 70.000 años que permitió a una de las especies humanas, el Sapiens, dominar al resto de las especies, tanto humanas como animales y crear la cultura. Esta revolución consiste en la construcción de mundos artificiales que permiten interpretar la realidad y construir redes de sentido y favorecen las relaciones entre grupos humanos que no mantienen entre sí contactos directos ni cotidianos.

El instrumento de la Revolución Cognitiva es el lenguaje. Por medio de él construimos la realidad o la interpretamos, lo que es lo mismo. Y vale tanto para la realidad exterior como para la interior.

Sigmund Freud explicó que nuestra conducta está guiada por el principio de placer que, curiosamente, se guía más por la norma de evitar el displacer antes que por alcanzar lo placentero, haciendo equilibrio entre la pulsión de vida y la pulsión de muerte.

El ser humano "normal" que para Freud es el neurótico con capacidad de "amar y trabajar" es quien logra mediante su narrativa personal construir su propio mito y sostener una vida medianamente equilibrada.

Los Sapiens, para seguir a Harari, somos seres mitológicos, nuestra existencia no es posible sin una narrativa que la explique y le dé consistencia, no podemos vivir sin una explicación de lo que sucede. La salud mental depende de ello.

No sabemos si el coronavirus llamado Sars-Cov2 se propagó por el planeta desde fines de 2019 o antes, y si la enfermedad que provoca que hemos llamado Covid-19 comenzó o no en China en noviembre de 2019 o antes o en otro sitio o si es exclusivamente producida por este virus.



Lo que sí sabemos es que en 2020 hemos creado un mito, el Mito de la Pandemia, que ha conmovido en casi todos los puntos del planeta las creencias acerca de la seguridad, el progreso, el capitalismo, la globalización, la ecología, la justicia, el orden social, el rol del estado y tantos otros mitos que nos permiten vivir en sociedad.

Sabemos que la Covid-19 como enfermedad no es la gran cosa, pandemias parecidas de gripe han producido efectos más letales en el siglo XX. Sin embargo no se ha construido ninguna mitología alrededor de ellas. Es difícil encontrar en los textos de historia referencias a la Gripe Española como antecedente de conmoción en el orden social y ha sido una enfermedad mucho más letal que la Covid-19.

Sería ocioso discutir si la mitología creada alrededor de la Covid-19 ha sido intencional, pergeñada por los artífices del El Gran Reseteo anticipado por el Foro Económico Mundial en 2016 (ver https://www.youtube.com/watch?v=ZzdCTyMWQBs) o responde a un emergente espontáneo porque los humanos razonamos parecido, nunca lo sabremos.

La realidad es que se nos han impuesto, con un consenso muy amplio en la mayor parte de los países, medidas muy restrictivas a nuestra libertad, impensadas un año atrás.

Las poblaciones han elegido por voluntad o, peor, por una negligente y despreocupada omisión, la seguridad, o una simple apariencia de ella, frente a la libertad para evitar la incertidumbre que viene con ella.

Tal vez, otra vez, enfrentados a la decisión entre el honor y la guerra se ha decidido perder el honor y tendremos los dos, sólo que esta vez la disyuntiva es entre la libertad y la salud. Hemos decidido perder la primera, y diría, que perderemos las dos.

El Mito de la Pandemia es el que mejor se acomoda a nuestros tiempos fáciles.