La vida discurre en diferentes tiempos de
acuerdo a las expectativas y el momento en el que cada uno se encuentra. Los
griegos llamaban Kronos al tiempo cronométrico, el que se puede medir en soles
y lunas y Kayros la percepción subjetiva del tiempo.
“El tiempo que dura un minuto depende qué lado
de la puerta del baño te encuentres”, bromeaba Marcos Mundstock.
La crisis mundial que trajo el coronavirus
catalizó los tiempos vitales.
Dilemas que las sociedades y los individuos enfrentan
a veces, o postergan indefinidamente
resurgen en la pandemia e interpelan a la moral colectiva e individual.
Algunos dilemas son reales, es decir, sus
opciones son excluyentes y otros falsos, simples falacias argumentativas que
pueden desarmarse con pocas preguntas.
Los gobiernos han tomado decisiones que
condicionaron sus pasos siguientes. Una decisión equivocada deriva en un nuevo dilema: ¿Debo
volver sobre mis pasos o eso me hará perder crédito?
La pandemia que trastocó la cotidianeidad
obligando a la toma rápida de decisiones puso algunos dilemas sobre la mesa:
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¿cuidarnos
del virus o de la pobreza? Tal vez este sea el mejor ejemplo del falso dilema, no
son opciones mutuamente excluyentes, ya que hay forma, como muchos países han
demostrado, de cuidarse del contagio y continuar atendiendo las demás necesidades.
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Cuando
escasean los recursos y no podemos atender a todos ¿de qué manera seleccionamos
a quienes vamos a atender? Esto vale tanto para los médicos como para los que
solicitan ayuda económica.
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¿Es
mejor centralizar en un solo decisor o descentralizar las decisiones en muchos
actores? En el primer caso podemos tomar decisiones rápidas y evitar
inconvenientes de coordinación, en el segundo las decisiones se adaptan a
situaciones particulares y permiten testear varias soluciones para encontrar la
mejor.
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¿Se
debe decidir pensando en las mayorías o en las minorías? En un caso se elige el
menor daño para todos y en el otro la mejor solución posible para cada uno.
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¿Tomar
decisiones rápidas y efectivas o meditadas y duraderas? La cuarentena por los
primeros quince días ha sido una decisión rápida y efectiva para protegerse y
tomarse un tiempo para evaluar la situación, pero la extensión del
confinamiento trae problemas serios. ¿Nos hemos enamorado de decisiones
efectivas y no podemos modificarlas?
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¿Privilegiamos
las soluciones de corto plazo o las de largo plazo? Decidir para el corto plazo
significa apropiarse de los beneficios sin reparar en los costos, por el
contrario, las decisiones de largo plazo postergan el beneficio para obtener un
bien mayor. La vieja fábula de la cigarra y la hormiga que tan bien se ha
verificado en la heterogénea preparación que han demostrado tener los países para
enfrentar la pandemia.
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Muchos
países están endeudados y no tienen recursos para enfrentar la crisis, esta situación
refrescó viejos dilemas ¿exigir el pago de las deudas o condonarlas? ¿aumentar
los impuestos o reducirlos? ¿es ético imponer un impuesto extraordinario a los
ricos, siendo que los ricos además son los más viejos?
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¿hay
que ayudar a las empresas o hay que ayudar a las personas? Si las empresas
quiebran ¿cómo se reactiva la economía?
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Distintas
formas de gobierno produjeron buenos y malos resultados, vale aclarar, hasta
ahora; para enfrentar las crisis ¿funcionan
mejor las sociedades controladas hasta los más mínimos movimientos o las que
cuentan con ciudadanos libres e independientes para tomar sus propias
decisiones?
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¿Es
más conveniente ordenar o recomendar?
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Cuando
la prolongación de la cuarentena o la violación de derechos ocasionados por las
medidas nos hacen replantear nuestra relación con el gobierno ¿debemos obedecer
o rebelarnos? ¿delegamos nuestra responsabilidad por nuestra situación o
nuestro futuro o la asumimos personalmente? ¿esperamos que los que tienen más
para perder reaccionen primero o actuamos de inmediato?
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La
pandemia puso al desnudo muchas costumbres y modos de resolver los principales
problemas de nuestra vida: ¿Vamos a cambiar la forma en la que nos educamos,
trabajamos, protegemos nuestra salud y nos movemos por las ciudades o
volveremos a las formas precuarentena?
Estos y seguramente muchos otros dilemas han
pasado estos días por nuestra cabeza ¿haremos algo con ellos o serán sueños de
una temporada de pandemia?
Excelentes preguntas.............................
ResponderEliminarGracias!
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