Las cartas están echadas. La
defensa contra la pandemia de Covid-19 ha sido, a excepción de muy pocos
países, liderada por los estados. De Oriente a Occidente ha sido igual. Y no lo
ha sido desde las instituciones estatales más próximas a los individuos, ni a
los sanos ni a los enfermos ni a los vulnerables. Ha sido desde agencias supra
nacionales, encabezados por la OMS, paradigma de la unión Estado-Ciencia. Miles
de millones de seres humanos sometimos nuestras vidas estos últimos meses a los
designios de un grupo de burócratas que ni siquiera conocemos y que ni siquiera
sabían demasiado del fenómeno sobre el que estaban tomando decisiones. De
pronto, se nos confiscaron todas nuestras garantías y derechos individuales y
nuestra capacidad para decidir nuestros destinos por nosotros mismos, bajo el
supuesto de que lo que estaba en juego era demasiado importante para nuestras
vidas como para dejar librado a la voluntad de cada uno el comportamiento a
seguir para sobrevivir. Había que dejar eso en manos de los expertos. Y en la
era moderna, los expertos son los científicos.
El saber lo que se debe hacer
unido al poder de obligarnos a hacerlo. La ciencia y el estado.
Hoy podría parecernos absurdo que
nuestros antepasados de los siglos XIV y XV atribuyeran a un castigo divino la
aparición de la Peste Negra, tanto como que la Santa Inquisición asesinara a
todo aquél que pusiera en duda su verdad. ¿Es hoy muy diferente? ¿Se ha roto la
alianza entre Verdad y Poder como nos gustaría suponer?
El filósofo Gabriel Zanotti ilustra
claramente:
“La Ilustración implicó la
separación entre Iglesia y estado. Pero unió, sin embargo, el estado a la
ciencia. Los estados weberianamente organizados, con racionalidad instrumental,
dividieron la educación y la salud entre legal e ilegal. La educación y la
salud fueron organizadas desde entonces “científicamente” y convertidas en
públicas y obligatorias, y las instituciones privadas de salud y educación
tuvieron que estar adscriptas a la legislación estatal. Es necesaria, según
Feyerabend, una nueva Ilustración que separe al estado de la ciencia, de tal
modo que las personas tomen sus propias decisiones en esas materias y corran
sus respectivos riesgos, como ahora lo hacen con la religión. (…) O sea, se mantuvo esta
ecuación casi constante en casi todas las culturas: importante = coactivo. En la Edad Media lo religioso era
importante, tan importante que la unidad religiosa formaba parte de la unidad
civil. Ahora lo importante es lo científico y por eso forma parte de lo
obligatorio, que debe ser custodiado por los estados-nación iluministas.”
Ver Punto 6 del cap. 5 de "La
hermenéutica como el humano conocimiento" https://gzanotti.blogspot.com/2019/02/hermeneutica-y-la-union-entre-el-estado.html
Pandemia sin fin
Ningún científico serio atina a
decir cuándo finalizará la pandemia de covid-19 y muchísimo menos si se darán
otras similares. Todos nos preguntamos cuándo volveremos a poder movernos
libremente. Mientras tanto, como quien no quiere la cosa, comenzamos a percibir
como normales las intromisiones a la vida privada como los sistemas de
seguimiento de nuestros movimientos y contactos con otras personas, el acceso a
nuestros movimientos de dinero, a nuestros hábitos de consumo y a nuestras
opiniones en las redes sociales.
Se sigue investigando aceleradamente
–salteando las etapas convencionales- en la producción de una vacuna para
protegernos de este coronavirus, que
mutará o tendrá pronto algún pariente. Y los científicos sugerirán que todos
deberemos comprar las vacunas de Bill Gates o de otros, que nadie sabe si impedirá
que nos enfermemos pero que estaremos obligados a inocularnos como
salvoconducto para transitar, para entrar a un club o a un cine o para
conseguir un empleo.
La nueva normalidad no será ni
tan nueva ni tan normal.
El presidente argentino Alberto
Fernández ha dicho que “sin vida no hay libertad”. Lo importante, entonces, es
la vida, aquella que los estados y los científicos estarían en condiciones de
garantizar, aunque hayan errado sus pronósticos catastróficos y devastado la
economía de millones de familias con sus medidas.
La verdad es peligrosa si no es
hija de la libertad.
La libertad… la libertad es sólo
un lujo.
Excelente............ Excepto por ese zanotti, claro................... :-)))
ResponderEliminar:))
EliminarA great piece of writing!
ResponderEliminarThank you!
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