Lo recuerdo (yo no tengo derecho
a pronunciar ese verbo sagrado, sólo un
hombre en la tierra tuvo derecho
y ese hombre ha muerto) con una oscura pasionaria
en la mano, viéndola como nadie
la ha visto, aunque la mirara desde el crepúsculo del
día hasta el de la noche, toda
una vida entera.
JL Borges - Funes, El Memorioso
A qué edad los recuerdos
comienzan a pesar en la conciencia?
Es una experiencia subjetiva pero
se me hace que eso no pasa antes de los cuarenta años. ¿Será por eso que es
común añorar la juventud?
La conciencia es esa cosa que
ocupa nuestro presente, nos orienta en el tiempo y en el espacio y organiza
nuestra acción. Pero está muy lejos de ser un conjunto de sensores de la
realidad. Conviven en el mismo espacio sentimientos, emociones, recuerdos y la
información que recibimos de los sentidos. De ese amasijo surge la conciencia.
Los recuerdos tienen que ver con
los sucesivos estados de conciencia y se forman desde ellos.
La conciencia nos engaña
haciéndonos creer que los recuerdos son las cosas que vivimos en el pasado. Los
recuerdos forman lo que queremos ser y lo que queremos ser forma los recuerdos.
Me resulta incómoda la expresión
"pasarla bien", sobre todo por lo que tiene de "pasarla".
Pasarla es transitarla sin
huellas. Pasarla rehúye el compromiso de estar ahí, consiste en transitar el
momento de un modo superficial. Pasarla bien se relaciona con experiencias
gastronómicas o sexuales, reacciones de un instinto irreflexivo. También con el
consumo irracional y sus respuestas hormonales.
Los momentos de pasarla bien son
efímeros, no anclan en experiencias vitales, por eso son adictivos. Necesitamos
de ellos uno tras otro. ¿Cuánto de nosotros está ahí cuando compartimos una
cena, o realizamos un viaje o compramos un auto nuevo o tomamos una copa de
vino?
Pasarla es un intento de anular
la conciencia. Y el intento falla siempre. La conciencia nunca está lo
suficientemente cansada como para no volver.
La conciencia nos interpela, nos
cuestiona, nos confronta con nuestros deseos, nos obliga a pensar en las
consecuencias de lo que hacemos, nos enfrenta al otro, a preguntarnos por sus
intenciones, por sus valores, por sus intereses.
La conciencia puede ser
agobiante. Pasarla es tratar de anularla, pero lo que realmente la tranquiliza
es el olvido. Es más fácil olvidar cuando las experiencias vitales se
reconocen. Para olvidar hay que asumir y asumirse. No se puede olvidar cuando
se evita.
Claro que la conciencia no siempre pesa. Tampoco los recuerdos pesan,
la mayoría del tiempo enriquecen. Lo vivido condiciona, para bien o para mal, la
nueva experiencia. Sería imposible mejorar en todo lo que hacemos si no
recordáramos lo hecho.
Vivir la vida es lo opuesto de
pasarla, tanto de pasarla bien como de evitar pasarla mal. Vivir la vida es
abordarla, disfrutarla, sufrirla, encontrarse con todos los matices que nos
ofrece; el amor y el placer, también el odio y el resentimiento, por algo hay
más sentimientos innobles que placenteros, haga la lista si no me cree.
Vivir la vida nos enfrenta a la
muerte, al momento en el que pasaremos a formar parte de la mayoría, y creo que
no querremos sentir en ese definitivo momento de soledad absoluta que sólo lo
hemos pasado bien.
Muy bueno , no se trata de pasarla , sino de tratar de trascender y dejar algo que sirva aunque solo sea un buen recuerdo de uno mismo.
ResponderEliminar